miércoles, 2 de enero de 2013

¿Por qué comprar una secadora?




En primer lugar, transmitirles el deseo de un Feliz Año por parte del equipo de  Vielsa, esperando seguir siendo depositarios de su confianza a lo largo del presente año.


Hoy, dedicaremos la sección de consejos de compra a la secadora, por fin convertido en un miembro más de la familia.


¿Por qué comprar una secadora? La secadora se ha incorporado recientemente a los hogares españoles, haciéndose imprescindible. El “Tribunal de las Habladurías” no ha conseguido quemarla en la hoguera. Sin duda, no ha gozado de buena fama: es cara, estropea la ropa… Los usuarios, en cambio, solo le ven ventajas. ¿A quién creemos?


                                                                                                


                                                                                                   
                                                                                        
Desmontando mitos


La secadora estropea la ropa.” Esta afirmación no responde a la verdad. El desgaste de la ropa se debe en un 70% al hecho de usarla. Un 20% se debe al lavado. Solo el 10% es producto del secado, produciéndose dicho desgaste también cuando tendemos la ropa.


“La secadora gasta mucho.”  En sus orígenes las secadoras consumían mucha energía. La mayoría eran de clase “F”.  En la actualidad, prácticamente todos los modelos son de clase “B,” e incluso “A,” logrando un ahorro de hasta un 66%.


Ventajas


Eficacia, ahorro de tiempo. Adiós  a las largas horas tendiendo la ropa, a la falta de espacio. Me vienen a la  memoria imágenes tan elocuentes como el tendedero en la bañera, los famosos radiadores – colgadores, la lencería en el patio del vecino, el vaquero húmedo cuando más lo necesitas y toallas que tardan en secarse tres días. Cuando termina la secadora, 1/3  de la ropa no necesita planchado. El resto, se plancha mucho más fácil, la ropa sale suave, acabándose las telas ásperas. La opción de planchado fácil de algunos modelos, reduce el tiempo de planchado a la mitad.





Las habladurías han sido desmontadas, se han señalado las ventajas. La conclusión es sencilla. La solución es la secadora. Su carta de presentación es la rapidez. En una o dos horas – según programa- tenemos la ropa lista.  Las sorpresas desagradables se acabaron.


Como la vecina, tendré la ropa perfectamente seca y menos arrugada. Nunca más volveré a estar pendiente del hombre del tiempo (salvo para irme de vacaciones). La secadora, como Vielsa, me hace la vida más fácil.