lunes, 3 de febrero de 2014

Decálogo del comercio tradicional

A partir de nuestra empresa, Vielsa S.L., hemos compuesto diez razones o ventajas que caracterizan al pequeño comercio y nos definen.

Hace un lustro (quizá con la llegada de la crisis a nuestro país) las franquicias y las grandes superficies fueron mermando la clientela de las tiendas: aquellos establecimientos en los que entramos para proveernos (ya sea de alimentos, ropa, enseres cotidianos…). En nuestro caso, en relación con la venta de electrodomésticos, destacaremos unos valores de los que nos sentimos orgullosos, y que quizá quien compra también lo haga al reconocer y compartir estas virtudes tangibles, reales y perennes que otros medios no posibilitan:
           
1.      Recibimiento
Aunque parezca algo banal o superfluo, el olor, la temperatura, la música, un saludo o una sonrisa al entrar en un comercio marcan la acogida; y, por tanto, la sensación de comodidad del que va a invertir en algo.

2.      Sugerencias
Si tienes decidido lo que buscas y sabes lo que quieres te podemos dar nuestra impresión sobre ello; no obstante, si dudas, un experto profesional puede hablarte de lo que te conviene.

3.      Consejos
Variables como la frecuencia, el lugar o la forma de uso, por ejemplo, orientan la adecuada elección a uno u otro producto, dependiendo de sus prestaciones. De este modo, la experiencia y la práctica del personal que atiende al cliente resultan cruciales para que la decisión sea la correcta.

4.      Tacto
Se dice que un producto entra por los ojos. Sin embargo, palpar el material, la forma o la textura hacen que tocar un producto (con todas las posibilidades que este sentido tiene en la modernidad tecnológica) e incluso poder usarlo convenza o no al futuro usuario.

5.      Comparación
La exposición con la que cuenta el comercio tradicional garantiza una perspectiva amplia que permite diferenciar in situ las variables de precio, tamaño, color, forma, etc. Además, si lo que buscas es un producto que no tenemos en ese momento (porque no lo hemos recibido o se ha agotado, póngase el caso), podemos mostrarlo a través del ordenador y sumar este decálogo a tal comparación.

6.      Explicaciones
Despachar (en el sentido de vender) es un arte. Un buen dependiente sabe de lo que habla y lo expone con claridad, de forma que sintetiza el arduo manual de instrucciones; otorgando al cliente de los saberes necesarios para sacar el máximo rendimiento a su necesidad.

7.      Diálogo
Se dice que “las cosas se arreglan hablando”. Poder preguntar dudas e inquietudes agiliza la venta y responde a los interrogantes que frenan nuestra decisión. A veces, este diálogo, fruto del trato tradicional, resulta incluso innecesario en tu tienda de toda la vida, ya que al conocer al cliente sabemos de antemano lo que quiere.

8.      Humanidad
No somos máquinas. Sentimos lo que sienten las personas que nos visitan. Compartimos sus problemas y entendemos sus necesidades. De ahí que resolvamos los trámites desde y para humanos (con la comprensión que ello conlleva).

9.      Ayuda
Además de instalarte el aparato nuevo y de desocuparte el viejo, estamos a tu disposición para cualquier consulta o reparación. En esta sociedad de lo efímero, ubicar un espacio en el que exista garantía nos hace mejores.

10.  Favor
Hoy por ti mañana por mí. Si necesitas algo urgente y no dispones de los medios para adquirirlo, podemos ofrecértelo, porque, sobre todo ahora, te hacemos la vida más fácil.



En definitiva, las claves de este decálogo del comercio tradicional son los ingredientes que, en nuestro caso, permiten servir durante casi treinta años a la sociedad, ofreciendo siempre un trato grato.