A partir de nuestra empresa, Vielsa S.L., hemos compuesto diez razones o ventajas que caracterizan al pequeño
comercio y nos definen.
Hace un lustro (quizá con la llegada de
la crisis a nuestro país) las franquicias y las grandes superficies fueron
mermando la clientela de las tiendas: aquellos establecimientos en los que
entramos para proveernos (ya sea de alimentos, ropa, enseres cotidianos…). En nuestro caso, en relación con la venta de electrodomésticos, destacaremos unos valores de los que nos sentimos orgullosos, y que quizá quien compra también lo haga al reconocer y compartir estas virtudes tangibles, reales y perennes que otros medios no posibilitan:
1.
Recibimiento
Aunque
parezca algo banal o superfluo, el olor, la temperatura, la música, un saludo o
una sonrisa al entrar en un comercio marcan la acogida; y, por tanto, la
sensación de comodidad del que va a invertir en algo.
2.
Sugerencias
Si
tienes decidido lo que buscas y sabes lo que quieres te podemos dar nuestra
impresión sobre ello; no obstante, si dudas, un experto profesional puede
hablarte de lo que te conviene.
3.
Consejos
Variables
como la frecuencia, el lugar o la forma de uso, por ejemplo, orientan la
adecuada elección a uno u otro producto, dependiendo de sus prestaciones. De
este modo, la experiencia y la práctica del personal que atiende al cliente
resultan cruciales para que la decisión sea la correcta.
4.
Tacto
Se
dice que un producto entra por los ojos. Sin embargo, palpar el material, la
forma o la textura hacen que tocar un producto (con todas las posibilidades que
este sentido tiene en la modernidad tecnológica) e incluso poder usarlo
convenza o no al futuro usuario.
5.
Comparación
La
exposición con la que cuenta el comercio tradicional garantiza una perspectiva
amplia que permite diferenciar in situ las variables de precio, tamaño, color,
forma, etc. Además, si lo que buscas es un producto que no tenemos en ese
momento (porque no lo hemos recibido o se ha agotado, póngase el caso), podemos
mostrarlo a través del ordenador y sumar este decálogo a tal comparación.
6.
Explicaciones
Despachar
(en el sentido de vender) es un arte. Un buen dependiente sabe de lo que habla
y lo expone con claridad, de forma que sintetiza el arduo manual de
instrucciones; otorgando al cliente de los saberes necesarios para sacar el
máximo rendimiento a su necesidad.
7.
Diálogo
Se
dice que “las cosas se arreglan hablando”. Poder preguntar dudas e inquietudes
agiliza la venta y responde a los interrogantes que frenan nuestra decisión. A
veces, este diálogo, fruto del trato tradicional, resulta incluso innecesario
en tu tienda de toda la vida, ya que al conocer al cliente sabemos de antemano
lo que quiere.
8.
Humanidad
No
somos máquinas. Sentimos lo que sienten las personas que nos visitan.
Compartimos sus problemas y entendemos sus necesidades. De ahí que resolvamos
los trámites desde y para humanos (con la comprensión que ello conlleva).
9.
Ayuda
Además
de instalarte el aparato nuevo y de desocuparte el viejo, estamos a tu
disposición para cualquier consulta o reparación. En esta sociedad de lo
efímero, ubicar un espacio en el que exista garantía nos hace mejores.
10.
Favor
Hoy
por ti mañana por mí. Si necesitas algo urgente y no dispones de los medios
para adquirirlo, podemos ofrecértelo, porque, sobre todo ahora, te hacemos la
vida más fácil.
En definitiva, las claves de este
decálogo del comercio tradicional son los ingredientes que, en nuestro caso,
permiten servir durante casi treinta años a la sociedad, ofreciendo siempre un
trato grato.